Las altísimas temperaturas que estamos sufriendo este veranoso, lamentablemente podrían ser la tónica para los próximos años, así que debemos estar alertas ante la posibilidad de que nuestros gatos sufran

Por qué prescindimos de los cereales
Uno de los fundamentos principales de la alimentación natural es la ausencia de cereales. ¿Y por qué? –te preguntarás-, si mi perro se come encantado todos los mendrugos de pan que encuentra. La respuesta es simple: los perros y los gatos no los necesitan y, además, pueden perjudicarles.
El maíz y el trigo, los cereales más utilizados como relleno en la comida de perros y gatos, son carbohidratos simples, que se absorben rápidamente y causan un aumento muy rápido de los niveles de azúcar en sangre. Este pico de azúcar induce a su vez a un incremento de la insulina, que sube, y posteriormente baja, con mucha rapidez. El azúcar se convierte en grasa provocando, en primer lugar, sobrepeso, y a medio plazo, obesidad. Además, estos picos de glucosa en sangre de manera continuada incrementa el riesgo de padecer diabetes a largo plazo.
En cuanto a la sensación de saciedad, tampoco soluciona nada porque el animal va a tener un aporte de energía momentáneo que se le va a ir rápidamente (en cuanto baje la insulina) dejándole con hambre y sensación de debilidad.

A estos datos, ya suficientes para no dar trigo y maíz a nuestros animales, se suma la enorme cantidad de intolerancias y alergias a los cereales que han desarrollado muchos perros y gatos; posiblemente debido a la modificación genética que han sufrido los granos para facilitar su cosecha.
Hay otros carbohidratos, los complejos, presentes en algunas verduras y hortalizas –también en las harinas integrales, que NO son las que se usan para rellenar croquetas de pienso-, que son mucho menos problemáticos porque no tienen una absorción tan rápida.
Profundizaremos más este tema en sucesivos post para que poco a poco puedas tener una idea clara del papel que deben jugar los carbohidratos en la alimentación de nuestras mascotas, y cuáles hay que evitar a toda costa –los simples-.
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